jueves, diciembre 06, 2012

amar con las manos abiertas

Esta semana mientras conversaba con una amiga, recordé una historia que oí este verano: " Una persona compasiva, viendo a una mariposa luchando por liberarse de su crisálida y queriéndo ayudarla, muy suavemente soltó los filamentos para formar una abertura. La mariposa fue liberada, salió de su crisálida y aleteó, pero aún no podía volar. Lo que la persona compasiva no sabía era que, sólo a través de la lucha por nacer pueden las alas fortalecerse lo suficiente como para volar. Su abreviada vida transcurrió en el suelo, jamás conoció la libertad, jamás vivió realmente". Yo lo llamo amar con la manos abiertas. Es un aprendizaje que me ha ocurrido lentamente y que ha sido trabajando en las hogueras del dolor y en las aguas de la paciencia. Estoy aprendiendo que debo liberar a quien amo, pues si exigo y trato de controlar, pierdo lo que trato de mantener. Si trato de cambiar alguien que yo amo porque siento que sé como debiera ser esa persona, le robo a ella el don precioso, el derecho a asumir la responsabilidad de su propia vida y de las elecciones de su modo de ser. Cada vez que impongo mis deseos y quiero o trato de ejercer poder sobre otro, le robo la plena realización de su crecimiento y madurez. Limito y coarto con mi acto de posesión, sin importar cuan noble sea mi intención. Puedo limitar y herir con los actos más amables de protección o preocupación desmedida y estoy diciendo a la otra persona muy elocuentemente: " Tu eres incapaz de cuidar de ti mismo. Debo cuidarte porque eres mía. Soy responsable de ti. Mientras más aprendo y practico, puedo decir a quien amo: "Te amo, te valoro y te respeto y confío en que tienes o puedes desarrollar la fuerza para "llegar a ser", si no me entrometo en tu camino. Te amo tanto que puedo dejarte libre para caminar a mi lado en alegría y en tristeza. Compartiré tus lágrimas, pero no te pediré que no llores. Responderé a tu necesidad, te cuidaré y te consolaré, pero no te sostendré en mis brazos cuando puedas caminar sola. Estaré listo para estar contigo en el dolor y en soledad, pero no la retiraré de ti. Me esforzaré por escuchar tus palabras tanto como su significado, pero no siempre estaré de acuerdo. Algunas veces estaré contrariado, y cuando así sea, trataré de decírtelo abiertamente para no sentirme resentido por nuestra diferencia y exclusión. No puedo estar siempre contigo u oir lo que dices, pero hay oportunidades en que yo me escucho y me cuido, y cuando eso suceda seré tan honesto como pueda contigo. No siempre puedo mantener las manos lejos de la crisalida, pero siento que poco a poco estoy mejorando.

CARPE DIEM

este fue sacado de la web, no es mio    pero me ayudo a comprender la individualidad de las personas